del sombrío jardín en que descanso;
rosa que cae lívida al inerte
movimiento del agua en la sentina,
donde aroma a la luna del remanso.
Es un sonido íntimo la muerte,
para los melancólicos suicidas
que no tienen aún el alma fuerte.
Son sumas de sonidos
las voces de las calles
que vienen con la niebla
a hablarnos de su arte.
Y augurio se comprende
en la sonora tarde
de aquello que vendrá
después de la catástrofe.
Y noches nos esperan
repletas de paisajes
como horizontes pardos
bebiendo nuestra sangre,
y un grávido discurso
lanzando aquellas frases
oídas de los hombres
que quieren que las callen.
Y ciertamente pronto
habrán de callar, antes
que comprendamos algo,
y acaso ya muy tarde.
1/10/89
Un doloroso amigo soy al mundo
cuando no siento antojo de su juego,
por seguir en mi espíritu el sosiego
de un trino aparte de este coro inmundo.
Ya ustedes ven que de locura abundo
bajo mi corazón, porque me niego
a acallar el amor que impulsa el ruego
a favor de este pueblo moribundo.
Prefiero la amistad de los jilgueros
que no soportan mis adulaciones,
pero dejan su canto aquí conmigo.
Que sin saberlo, prole de guerreros
somos, jugando a destrucción, a acciones
que crean en el tiempo su castigo.
1/09/89
A mi inclusión curiosa
al mundo llega un súbito sentido:
Me palpo en la morosa
masa del que ha nacido,
cuerpo que rítmicamente es latido.
Pulsación que se dilata
y me arrastra en el tiempo sin reposo:
la sucesión innata;
el respirar glorioso;
ser mi sentir; llorar mi ser. Lo hermoso
continúa y existe,
como la blanda luz que recién veo,
y por quien hoy subsiste
alado cabrilleo:
color que intensifica mi deseo.
Todo acaricia cuando
ecos hurgan en mi alma sensitiva,
como corroborando
ellos mi receptiva
forma que crece en desnudez nativa.
El color ilusorio de la aurora
resplandece en los pinos que se acercan:
dardos blandiendo a lo alto
pero que hieren la llovida tierra.
Mas quien se llega es un antiguo viento
que ha arrastrado la etérea
imagen de arbolados horizontes
hasta chocar mi rostro que lo espera.
Voy al encuentro de un camino solo
interpretando el pujo de la niebla;
pájaro de arremolinadas voces
en vuelo sobre un río en pirotecnia.
Y se acortan mis pasos hacia el bosque
para entender con claridad abiertas
voces que llevan a la luz del alba,
aun cuando sombras a mi espalda quedan.
31/05/89
Es como un atributo de la sombra
el dolor que ennegrece lo que miro,
desalentando en todo a lo que aspiro,
como el tiempo en arena que se escombra.
Ya tanta amarga lágrima me asombra,
y no puedo encontrar algún retiro
que me oculte del mundo, que al suspiro
de esta mi alma, de mísero me nombra.
30/03/89
Algo viene en los días
conmoviendo la tierra,
arrastrando un presagio
a las calles de niebla.
Y a pesar del gran ruido
que aquí nace y resuena,
el silencio de pronto
avasalla el planeta.
Se contempla a lo lejos
como si algo viniera,
como si algo asomara
de aquel cielo de arena.
El temor nos conmueve
en las noches inciertas,
estas noches de calma
esperando la guerra.
29/03/88
Frágil inspiración soporto siempre;
muy similar al corazón que calla
añicos ante el golpe de la gente,
pedazos en el alma.
Mi raro cántico es reconstrucción.
Necesito olvidar para que arda;
necesito la noche laboriosa
y un poco de distancia.
24/01/88
Pilares del azar, nuestros sentidos,
se encaminan siguiendo la engañosa
visión de los senderos existentes,
que nos llevan en marcha hacia el vacío.
Mas, ¿para qué seguir, si el mismo fruto
nos espera al final de aquel camino;
o en este centro inmóvil, alejado
de la lucha: la muerte como mínimo?
¿Quién considera tales reflexiones?
¿Para qué hablar la muerte si homicidio
con pensamiento y canto es invocarla?
Aquí la llevo incrédulo conmigo.
15/11/87
Todo conozco al pausado desierto,
su soledad en el tiempo, su olvido
de arena parda y silencio tejido,
más el color de horizonte entreabierto.
Todo conozco al pausado desierto;
mi alma conozco, mis manos heladas;
este pensar temerario en pasadas
maneras, grises de un hábito cierto.
6/11/87
Amarillo es el suelo en que me nutro,fin de un mar sumergido bajo el polvo,donde crezco en los días que se pierdensin sentir las palabras de los otros.
Veo el árbol sintiente en el desierto
con el alma esforzada contra el polvo,
no muy lejos del mar y las aldeas
y el espejismo humano en la neblina.
Veo el árbol morder su soledad
al ceder su tesoro de penumbra;
dar el pecho a la tierra con su sombra
y compartir su savia ennegrecida.
Raíz que anida en barro de silencio;
ramas que alzan un vuelo abandonado
huyendo de lo propio y los iguales.
Árbol común a mí sobre el desierto.
Parecido al del ave va mi sueño,
nulo en las claras noches del sonido,
pero con firme empeño
de presentarse al alba con vigor.
Estoy muy conmovido,
bajo el denso follaje de la oculta
presencia del minúsculo cantor,
quien me concede el gozo que no pude
ver en la hora del mundo, esta que insulta
a aquel amor al que el sediento acude.
23/07/87
¿Con qué música andante he de poder
para llenar la cifra en mis poemas?
¿Qué ritmos entre acentos y fonemas?
¿Qué palabras vibrantes? ¿Qué tañer
elocuente? ¿Quizás imitaré
la voz repetitiva de las aves
del alba? ¿O el estruendo de los graves
días de amarga tempestad diré?
Reconozco que faltan a mi verso
la sonora grandeza, la fluidez
de la flauta y el eco del escucha.
Pero tengo la fuerza y el diverso
canto en mi corazón. Su desnudez
me hará algún día renovar la lucha.
7/07/87
Son tan propios los crepúsculos
como el amor que me guía
por el yerto parque, tras
un canto que aquí deriva.
Cántico de la humedad
temprana, la peregrina
aura y las criaturas del
movimiento y de la vida.
Trato de escucharlo quieto
silenciando mi vigilia,
acurrucado en las piedras
paralelas a las lilas.
Dudo que termine aquí;
no sé su fuente precisa:
soplo, voz, golpe o conjunto
que principie la armonía.
Pero es mío, así entiendo,
el murmullo y su impulsiva
sonoridad en los árboles
ramosos, y en las tranquilas
aguas, desplegando en ondas
la imagen de mis rutinas.
6/07/87
Silencia la ciudad las avenidas;
termina el movimiento de los bares;
descansa la penumbra hasta los mares;
son las voces amantes abolidas.
Decrece la ciudad palpablemente
a mi mirada débil y angustiosa,
y casi se me vuelve misteriosa,
en los parques sin árboles, ausente.
Casi inútil la vida se retrae
mejor en las abstractas sensaciones
del sueño, de la música, del frío.
A esta hora siempre mi ciudad recae;
ni siquiera la piensan los varones.
Aquí empieza bárbaro lo mío.
24/06/87
..Dulce mueren las flores
que las tumbas mastican
para el pan de su huésped:
condimento y saliva.
..Entra el viento en los túneles
que abren moscas furtivas,
y en los cráneos resuena
la potente armonía.
..Este viento es el mismo
pronunciando la cifra
de palabras ocultas
que es virtud de la cripta.
..Hay pisadas sin sueño
que en las tumbas vacilan
al intuir a los varios
esparciendo caricias.
19/06/87