Para sí canta el numen de este día,
inmanente en las flores inclinadas,
donde orna de color a las doradas
praderas y a las aves la armonía.
Súbita voz del campo que se fía
desde un orden horario, a las delgadas
gotas que de las lluvias desatadas
se regalan al alba suya y mía.
Voz que va cándida también a todos;
y es mejor su inconsciencia que en el hombre
cuando ignora letárgica los modos
del cántico común. Vive sin nombre,
precursora en la lengua que no miente,
y que en amor la entona y la consiente.
13/07/87