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miércoles, 5 de marzo de 2008

El soldado

Bajo mis pies dolientes
llega el despojo muscular del pueblo
como hojarasca inútil en la tierra.
Aquí piso la carne y el estiércol
que ennegrecen en sangre acumulada;
piso llagados cuerpos
que narran con su voz de peste muda
los emboscados sueños.
Donde alcanza mi vista va el desierto
que se crece conmigo
y brota de mis armas y mis hierros;
más esta munición de pies y manos,
y su fuego de insultos y recuerdos.
Que me ha nacido un rostro de soldado
que sólo hurga horizontes de agua y hierro,
que sólo ve la Muerte
jugando a mis espaldas con mi pelo.
Y este valle desangra en su abandono;
vastas distancias de árboles dispersos
y una ciudad perdida entre cenizas
es lo que deja ver el verde viento.
En el tumulto de desolaciones
prosiguen los ejércitos
su lascivia ordenada con la carne,
cuando ya poco son, sino otros cuerpos.
 


4/07/88