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lunes, 31 de marzo de 2008

La Poesía


Ni una mínima lira,
pero máxima música es tu voz;
porque tesoros la pobreza oculta;
yo me encontré al amor,
y eran palabras su alma entre la noche,
palabras nada más.


El nombre sé de todo ante mis ojos,
ojos que entienden la razón del mar.
Es la naturaleza disgregada
entre signos y voces y conceptos,
descansando en lo solo incomprensible,
la luz que todo nombra y es espejo.


14-10-88

domingo, 30 de marzo de 2008

CANTA EL PUEBLO

Canta el pueblo
con el mítico instrumento de su voz:
miembro alado, nervio espiritual del hombre;
voz que escapa a más allá de lo que soy,
y que gusta de la noche
y habitarla,
mientras lame la humedad de las ventiscas
con palabras.
Pero, ¿Adónde va que nadie la oye y siente?
Aquí yo tan sólo sé que existe 
donde vuela el aura,
espumosa mensajera,
falleciendo en los oídos de otras playas.
Canta el pueblo
y a su voz la fiesta crece.


27/09/88

jueves, 27 de marzo de 2008

Las horas

A pesar del canto, miro
sin esperanza los días
que transcurren con mi cuerpo,
nulos casi en mis pupilas;
inasibles en sus blancas
y cinéticas caricias.
Días son de pródigo humo,
mas de concretas heridas.
Horas que yo no deseo,
las únicas horas mías;
yo que soy mis horas ciertas,
veo arena fugitiva.

Grano que acumula el tiempo
en alguna noche líquida.


2/08/88

miércoles, 5 de marzo de 2008

El soldado

Bajo mis pies dolientes
llega el despojo muscular del pueblo
como hojarasca inútil en la tierra.
Aquí piso la carne y el estiércol
que ennegrecen en sangre acumulada;
piso llagados cuerpos
que narran con su voz de peste muda
los emboscados sueños.
Donde alcanza mi vista va el desierto
que se crece conmigo
y brota de mis armas y mis hierros;
más esta munición de pies y manos,
y su fuego de insultos y recuerdos.
Que me ha nacido un rostro de soldado
que sólo hurga horizontes de agua y hierro,
que sólo ve la Muerte
jugando a mis espaldas con mi pelo.
Y este valle desangra en su abandono;
vastas distancias de árboles dispersos
y una ciudad perdida entre cenizas
es lo que deja ver el verde viento.
En el tumulto de desolaciones
prosiguen los ejércitos
su lascivia ordenada con la carne,
cuando ya poco son, sino otros cuerpos.
 


4/07/88