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domingo, 27 de enero de 2008

Son tan propios los crepúsculos...

Son tan propios los crepúsculos
como el amor que me guía
por el yerto parque, tras
un canto que aquí deriva.
Cántico de la humedad
temprana, la peregrina
aura y las criaturas del
movimiento y de la vida.
Trato de escucharlo quieto
silenciando mi vigilia,
acurrucado en las piedras
paralelas a las lilas.
Dudo que termine aquí;
no sé su fuente precisa:
soplo, voz, golpe o conjunto
que principie la armonía.
Pero es mío, así entiendo,
el murmullo y su impulsiva
sonoridad en los árboles
ramosos, y en las tranquilas
aguas, desplegando en ondas
la imagen de mis rutinas.



6/07/87