La caricia mejor la dan los labios:
sonrisa, amor y canto al roce apenas;
beso como el del signo de una imprenta
que estampa su saber en piel dorada.
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¿Qué ruego ablanda más entre nosotros
que el afable besar de manos frías?
Siempre ha buscado amor galantear
la suave piel que lo ha de acariciar,
y aprender del tanteo con los labios
qué alma está más dispuesta a responder.
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La palabra es mejor en el afecto
que se lee en la boca más cercana
y da significados al que prueba
ensayando poéticas carnosas.
Tal percusión de labios crea música
y un rítmico sentirse en cada tiempo.
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El silencio sin par el de la lengua
que se distrae y rueda en otra boca;
allí se adentra al críptico alfabeto
que solo el largo beso encuentra y calla
—calla en azoramiento
y responder no quiere a nuestro mundo.
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El gusto superior está en la forma
que sabe a polvo y agua y se sonríe.
Y da a probar su ser a sorbos quedos,
su alma para alternar de amada a amado.
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La distancia mejor se ve en los labios
no más lejanos que un suspiro lento,
donde ya rozan las palabras nuestras
y las pláticas todas se trasvasan.
Que el eco es muy igual en los que quieren,
y se asimilan los significados
cuando es amor quien da su entendimiento.
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La sorpresa de amor hallé en tu boca
que vino como fuerza arrebatada
y al hombre despojó del raro beso.
Impune robadora,
la menos esperada entre mis brazos
y la menos intuida de mis dientes,
mas la mejor de todas repitiendo
de cuando en cuando su silencio en mí.
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La inocencia es mayor en la mejilla,
blandura para el ósculo perfecto,
donde sellan las más virtuosas bocas
y prima la fragancia de los santos.
Donde es al hombre lícito probar
el acendrado amor
de las altas criaturas del estío
con su sabor igual a maravilla
y a consuelo de estrella en cada lágrima.
Nada besa mejor que luz en la mejilla,
la sola piel visible de las almas.
Prende el amor los poros
ardientes de los salvos,
pómulos que con rúbricas sublima
y cala con su forma más humana.
21 de marzo de 2023
