Buscar en este blog

jueves, 5 de junio de 2008

Extraña soledad

Un doloroso amigo soy al mundo
cuando no siento antojo de su juego,
por seguir en mi espíritu el sosiego
de un trino aparte de este coro inmundo.

Ya ustedes ven que de locura abundo
bajo mi corazón, porque me niego
a acallar el amor que impulsa el ruego
a favor de este pueblo moribundo.

Prefiero la amistad de los jilgueros
que no soportan mis adulaciones,
pero dejan su canto aquí conmigo.

Que sin saberlo, prole de guerreros
somos, jugando a destrucción, a acciones
que crean en el tiempo su castigo.




1/09/89