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domingo, 15 de marzo de 2009

Los días

Nacer... Soñar... Vivir... Hablan los días
pero hablan demasiado quedo. Nadie
los ve correr en tanta transparencia.
Son míos solamente, simples frases
que inventan otros tiempos
como los va ideando la locura.
Días ajenos a los naturales;
son los tiempos que vienen con la música.
 


19/12/90

jueves, 5 de marzo de 2009

Lluvia de cantos

Lluvia de cantos caen sobre el monte,
de los pájaros grises que se yerguen
al alba, buscando fríos horizontes
solo para perderse.
Briznas de una canción quedan aquí
cual semillas plantadas en los cirros;
arados de atmosférico jardín
que después alguien siega en el delirio.
Yo quisiera jugar a ese arrebato,
y morir en el viento,
pensando renacer armonizado
igual que hace el espíritu del eco.
Pero soy demasiado material:
en mí convergen ya bastantes fuerzas
del Universo, y es mi libertad
solamente soñar en otras puertas.
Y los hombres también a veces cantan,
mas no para vivir como los pájaros
sino para morir cada hora dada;
y la muerte lo sabe, son sus cantos.
También mi corazón lo sabe y gime,
porque mis pasos nunca llegan hasta
su verdadero origen,
sólo llegan un poco a la esperanza.
El origen del hombre es el presente,
hasta su perdición.
Todo cabe en aquel punto perenne,
aunque no siempre el esperado amor.

Qué voluntad del formidable canto 
que perdura en la faz del nuevo día,
como continuo halago
que regalan las aves fugitivas.
Aunque ya nada mueve mi tristeza
me tienta algo la risa que poseen
los que me encuentro, cual si no supieran
que es la muerte quien ríe al mundo siempre.
Un sonido es el ave, otro sonido
quizá el viento, uno más lo da el dolor;
yo simplemente soy silencio vivo.
El concertante pulsador es Dios.
Su canto misterioso que no cesa,
y no lo hará jamás, aunque la muerte
un día al devenir nos ensordezca
con su hálito de nieve.
Es entonces que oiremos una música
que no haya traslapado en esta vida
y en coros deshagamos estas dudas
que nublan hoy la luz del día a día.
Mas no sé que me aguarde el porvenir.
Quizás nadie se acuerde de mi encuentro
con un polvo que espera desde siglos
y seré un trozo más en el desierto.
¿Será que al tiempo nada yo merezca
y que este sueño acabará conmigo
como lo hacen mis pasos en la arena,
en tanta blanca eternidad perdidos?...
No habrá consuelo ni esperado fruto 
si es que no llega la misericordia.
Seré un olvido más en el sepulcro,
huesos diseminados en las sombras...

Pero en mi alma estaré esperando siempre
por la misericordia
y mi resucitado canto indemne.
 


12/12/90