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miércoles, 1 de agosto de 2007

Soneto del Amanecer

La tormenta en lo íntimo deshace
los amores del bosque somnoliento,
y en su viaje a la noche sin aliento
que sólo al ave triste satisface.
El rocío sonámbulo renace,
como todos los días, en sangriento
purpurar de las hojas, mientras siento
que la orquesta silvestre se rehace.
Ya despiertan los hijos de lo verde,
cuando el astro dinámico los muerde
con su boca flamígera al salir.
Ellos ilustran nuevas melodías,
el quehacer nupcial como otros días,
la certeza dichosa de existir.



29/01/86