con el roce preciso de unos ojos;
quiere saberlo todo acariciando
con sed inquisidora nuestras manos.
El amor que es la piel en la sonrisa
nos va escarbando el pecho musculado;
quiere leernos en mitad del beso
y en el adiós que más provoca llanto.
El amor sin cesar nos interroga
con la curiosidad de un niño de tres años.
El amor solo intenta comprender
cómo dar más contento con su abrazo.
12 de agosto de 2025