Qué fácil quiromancia
la de mis manos, nunca un corazón
se mostró tan expuesto a las miradas,
nunca un hombre tan fijo a sus errores.
¿Qué más puede nacer
de manos imperfectas
sino trazos al aire desiguales
o caricias que ruedan a destiempo?
Pero tal vez ya todo estuvo roto
desde antes para mí, en la apariencia
de un verso que callaba o un dibujo
que nunca acabaría.
Basta entrever su tacto y razonar
que no puede existir perfecta hechura
que se logre con gracia de esos dedos.
Malas manos de un torpe corazón
que en vez de sangre hiere con sus huellas.
Qué triste quiromancia para el mundo:
Basta mirar mis manos y acordarme
que no podía asir con fuerza aquellas
del inequívoco calor de amor.
26 de octubre de 2022
