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sábado, 1 de octubre de 2022

Elogio del Chocolate

Falta algo de chocolate real a mi vida,
algo de sólida dulzura a mi dicha,
que entre tantas cosas que faltan,
falta su sabor de sueño para morder,
Y entre tanta hambre que tengo
está aquella por suavidad y su cuerpo,
y por llenar la soledad de mi boca
con tierra profunda que ha transfigurado
en anochecer.
Que el chocolate es un gusto
para el estómago de mi corazón.
Sombra de acendrado aroma 
abierta al tacto desde los ojos,
y barra que es la niñez de todos nosotros
y la única víctima en nuestros dientes que sabe besar.
Y si el color más puro
es un arco iris entreverado,
el chocolate es la aleación de todo sabor.
¿Qué habrá impulsado en los dioses antiguos
a capitular este sabor superior
para los engendrados en el abismo del polvo? 
Sabor de colmena terrenal;
miel amarga sí,
pero la más dulce amargura
vuelta en leche y pastel santificado
y lingote tostado de los hombres.

¡Cómo hace falta
algo de chocolate real a mi vida,
algo de ébano suave y comestible,
y los trozos de un canto al paladar!
Cuánto me hace falta probar lo sincero,
y no solo sonoros sustitutos,
ni mímesis espesas 
ni sabores de sintéticos cacaos;
el más famoso de estos es el amor:
--que algo tiene el amor de textura,
algo de derretirse en la boca como el chocolate,
de cerrar los ojos hasta lo profundo;
donde si nos ponemos atentos
un beso o una caricia rápida
nos recordarán algo del oscuro interior vegetal.
Porque el icor de Venus en los labios
es lo más parecido a su placer.


Un día apareció de sorpresa
con su hermana gentil la vainilla.
Fue en la alta cumbre del hombre,
y muy avanzado
el relato del mundo,
que acarició el chocolate la tierra sembrada.


14 de agosto de 2022