Hay movimientos caros a la noche
impresos como huellas en la arena.
Son los fantasmas idos del amor.
Son signos como de un pudor de besos,
de aromas cual de flores insolubles
y caricias sin peso tras la bruma.
Son siglos de un calor que no ha menguado,
de un sigilo de piel que no es silencio
aferrado a los márgenes del aire...
—Alguien estuvo aquí que mucho amó.
2000