¡Cuán amarga derrota
la que me infringe amor en mis sentidos!
Ya ni siquiera brota
llanto de mis gemidos,
ni sangre de mis miembros doloridos.
¡Cuán amargo heroísmo
de callar ante el mundo tanta pena!
Como si del abismo
salieran en escena
las llagas sin edad de mi condena.
2/06/2003