No hay llanto más silencioso
que aquel sin aviso de los dioses,
como estallido hacia dentro
del corazón combustible del espacio.
Sólo es el roce que cala de una estrella,
su naufragio divino, su lucidez herida,
de pronto escrito fugaz
en el papel negro de la noche.
que aquel sin aviso de los dioses,
como estallido hacia dentro
del corazón combustible del espacio.
Sólo es el roce que cala de una estrella,
su naufragio divino, su lucidez herida,
de pronto escrito fugaz
en el papel negro de la noche.
29 de agosto de 2011