Esta calle es la mía,
tan mía como es el fantasma
del espejo cautivo del cristal.
Yo lo soy de la carne en el lamento.
Esta calle es la mía y no la busco;
me tiene a mí por siempre, por el tiempo
de los amargos días, por las noches
de asombro y por el sueño.
23/04/87