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jueves, 28 de febrero de 2008

Presagios

Algo viene en los días
conmoviendo la tierra,
arrastrando un presagio
a las calles de niebla.
Y a pesar del gran ruido
que aquí nace y resuena,
el silencio de pronto
avasalla el planeta.
Se contempla a lo lejos
como si algo viniera,
como si algo asomara
de aquel cielo de arena.
El temor nos conmueve
en las noches inciertas,
estas noches de calma
esperando la guerra.

 


29/03/88

martes, 26 de febrero de 2008

Frágil inspiración

Frágil inspiración soporto siempre;
muy similar al corazón que calla
añicos ante el golpe de la gente,
pedazos en el alma.

Mi raro cántico es reconstrucción.
Necesito olvidar para que arda;
necesito la noche laboriosa
y un poco de distancia.


24/01/88

lunes, 25 de febrero de 2008

Amé la Noche

Amé la noche.
Amé aquello que contenía la noche y sombra.
Amé el paseo por su llanura.
Amé su señalada mujer.
Amé la noche,
y amé su sueño de olvido e imagen.
Bellos fantasmas se me agolparon
en mi camino de piedra y Luna.
En mi camino no me contuvo el silencio.
No me contuvo mi llanto.
Amé la noche y su pereza de aura marchita.
Amé la música,
la que enaltece el silencio.


9/01/88

sábado, 23 de febrero de 2008

Estación de Cenizas

arboles de un bosque en otono

Otoño bello, ya recoges las doradas hojas,
la lluvia de color en manos de las auras frías;
pero recoger no puedes en ti las congojas
de quienes sienten el vacío de postreros días.
 

24/11/87

viernes, 22 de febrero de 2008

Va la noche...

Va la noche a mis ojos
y ahí mismo se centra
posesiva y terrible
con mi cuerpo y mi fuerza.

Forma su laberinto
de penumbra y de hiedra
en mis vísceras tristes
y en el coro de arterias.

Que se queda la noche
dentro, siempre morena,
a pesar de que sigo
esa luz del planeta.



24/11/87

jueves, 21 de febrero de 2008

Despierta en las montañas mi tristeza...


Despierta en las montañas mi tristeza;
me encuentra el alba asido al horizonte;
ya las aves se asustan de mi canto;
de pronto ignoro que murió la noche.



24/11/87

miércoles, 20 de febrero de 2008

Pequeña reflexión

Pilares del azar, nuestros sentidos,
se encaminan siguiendo la engañosa
visión de los senderos existentes,
que nos llevan en marcha hacia el vacío.
Mas, ¿para qué seguir, si el mismo fruto
nos espera al final de aquel camino;
o en este centro inmóvil, alejado
de la lucha: la muerte como mínimo?
¿Quién considera tales reflexiones?
¿Para qué hablar la muerte si homicidio
con pensamiento y canto es invocarla?
Aquí la llevo incrédulo conmigo.



15/11/87

martes, 19 de febrero de 2008

Ruiseñor nocturno

ruisenor cantando a la luz de la luna

Ya bello ruiseñor, ya cesa el canto,
y consagra a la noche con tu sueño;
sé cual los dulces pájaros del alba.

¿Cómo es que tú, ligero, vas a tanto
silencio, a tanto frío, y tan pequeño
los rompes con tersura con tu salva?


10/11/87

lunes, 18 de febrero de 2008

La soledad del desierto

Todo conozco al pausado desierto,
su soledad en el tiempo, su olvido
de arena parda y silencio tejido,
más el color de horizonte entreabierto.

Todo conozco al pausado desierto;
mi alma conozco, mis manos heladas;
este pensar temerario en pasadas
maneras, grises de un hábito cierto.

 

6/11/87

domingo, 17 de febrero de 2008

Paisaje perturbado

Y nadie en esta sombra
que rige nuestro tiempo sosegado,
tan siquiera se asombra
y se conduele al lado
mío de este paisaje perturbado.


5/10/87

viernes, 15 de febrero de 2008

La Rosa

Un jardín cercado y yerto,
propio de las tumbas pobres,
vio crecer en su desierto
una rosa, al desconcierto
de estos ámbitos salobres.

..Era en soledad la rosa,
una mano que se abría
en color, en polvorosa
tierra, su amistad gozosa
para el tiempo de ese día.

..En un páramo en el alba
se elevó, frente al asombro
de la abeja, que dio salva
para quien en zona calva
fue, muy cerca del escombro.

..Y nadie la notaría,
ni siquiera una mujer;
esa rosa lo sabía,
pero aun así crecía,
era su íntimo placer.



 
30/09/87


jueves, 7 de febrero de 2008

La Señora Noche

 

Amarillo es el suelo en que me nutro,
fin de un mar sumergido bajo el polvo,
donde crezco en los días que se pierden
sin sentir las palabras de los otros.

Presta la noche invade mi desierto
para templar la vida en sus pisadas
hacia el cerco dorado donde moro.

La reciben los pájaros obscuros
que gustan esconderse entre la sombra
para trinar dr amores y tristezas.

Sus alas encaminan a la noche,
antigua paridora de los sueños,
hasta la viva calle y las canción.

Bulle en su gran poder y se enardece
ante la fría luz del bulevar,
sumidero de coches e individuos.

Hay hombres que festejan su venida,
y oficiosos la adulan como siempre,
desde el calor sin alma y la embriaguez.

Pero la suave noche les rehúye,
y perdiéndose explora la basura
y el grafiti común en las esquinas.

Por allí se la ve, glotona y quieta,
ya sin cubrir el último horizonte
que ruge con la carga del crepúsculo.

Siempre insaciable busca más, más cosas
con cautela: las casas y los techos;
los charcos, las aceras y los muros.

En las casas se nutre del silencio
de los niños, también del pantanoso
placer de los amantes intrincados.

La noche con los perros juega, sigue
sus cacerías nulas y después,
los entrega a la cópula o a la liza.

Los barrios son pequeños para el hambre
que aun la devora a ella, que va a más;
mantiene lo que es suyo, y coge más.

Huele en el viento un vaho de licor
que llega de los límites perdidos
de la ciudad que sueña junto al mar.

Borrachos la saludan cuando llega
a unirse a su cantar en la intemperie
con sus trémulos vasos y alegrías.

La poderosa noche cuerdamente
considera al tropel de los que entonan,
y poco a poco sorbe lo que dejan.

Los consumidos muros va lamiendo,
y aun remata a un pobre que bebía
para el olvido escaso en estas calles.

Se detiene a las puertas de los bares
y sangra a los que salen de sus risas;
así se tonifica de los otros.

La noche tumbos da borracha, encima
de los techos que cuidan de los suyos
durmiendo hasta el sonoro amanecer.

De las tabernas parte juguetona,
a dormitar allá, sobre los parques
que la guardan con luna y con silencio.

Del eucalipto surgen los paisajes;
y más de sus raíces la existencia;
y más aún de sus follajes el sonido.

De lo oculto se oye la caricia,
aborrecidas ropas que desertan,
arbustos entre carnes y entre dientes.

La sorpresa despierta a nuestra noche
al sentir el amor de una mujer
con un joven en polvo y en amnesia.
 

2/08/87

martes, 5 de febrero de 2008

El árbol solo

Veo el árbol sintiente en el desierto
con el alma esforzada contra el polvo,
no muy lejos del mar y las aldeas
y el espejismo humano en la neblina.

Veo el árbol morder su soledad
al ceder su tesoro de penumbra;
dar el pecho a la tierra con su sombra
y compartir su savia ennegrecida.

Raíz que anida en barro de silencio;
ramas que alzan un vuelo abandonado
huyendo de lo propio y los iguales.
Árbol común a mí sobre el desierto.

 

25/07/87
 

domingo, 3 de febrero de 2008

El sueño del ruiseñor

Parecido al del ave va mi sueño,
nulo en las claras noches del sonido,
pero con firme empeño
de presentarse al alba con vigor.
Estoy muy conmovido,
bajo el denso follaje de la oculta
presencia del minúsculo cantor,
quien me concede el gozo que no pude
ver en la hora del mundo, esta que insulta
a aquel amor al que el sediento acude.

 

23/07/87